Biodyne 401
29 cepas de microorganismos benéficos (bacterias, actinomycetos hongos y otros microorganismos)
Bacterias. Solubilizan el fósforo, fijan el nitrógeno.
Actinomycetos. Con capacidad para degradar compuestos orgánicos complejos presentes en el suelo: grasas, almidones, quitina, celulosa, lignina, ceras, etc.
Hongos. Habilidad complementaria para degradar.
Otros microorganismos. Efectos fitosanitarios, al liberar compuestos alelopáticos y antibióticos contra patógenos y fauna dañina como nemátodos, ácaros, etc.
CATEGORÍA:
Producto Biológico - Bioestimulantes
PRESENTACIONES:
1 Litro
Composición
29 cepas de microorganismos
2 x 10^8 microorganismos/ml aprox.
Dosis
2 Lt/Ha
Importancia de sus componentes
Las Bacterias que solubilizan el fósforo y fijan el nitrógeno desempeñan un papel vital en la agricultura al mejorar la disponibilidad de nutrientes esenciales para las plantas. Las bacterias solubilizadoras de fósforo liberan este elemento en formas más accesibles para las plantas, mejorando su absorción y estimulando su crecimiento. Esto es especialmente beneficioso en suelos con baja disponibilidad de fósforo.
Por otro lado, las bacterias fijadoras de nitrógeno tienen la capacidad única de transformar el nitrógeno atmosférico en una forma que las plantas pueden utilizar. Esta simbiosis beneficia tanto a las plantas como al suelo, ya que las plantas obtienen una fuente de nitrógeno esencial para su crecimiento, y el suelo se enriquece con nitrógeno.
La presencia de estas bacterias en el suelo reduce la necesidad de fertilizantes sintéticos, promoviendo prácticas agrícolas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. En conjunto, las bacterias que solubilizan el fósforo y fijan el nitrógeno contribuyen a la mejora de la fertilidad del suelo, el crecimiento de cultivos saludables y la reducción de la dependencia de insumos químicos en la agricultura.
Los Actinomycetos desempeñan un papel fundamental en la agricultura debido a su capacidad para degradar compuestos orgánicos complejos presentes en el suelo, como grasas, almidones, quitina, celulosa, lignina y otras sustancias. Estos microorganismos tienen un impacto significativo en la salud del suelo y la disponibilidad de nutrientes para las plantas.
La degradación de estos compuestos orgánicos por los Actinomycetos contribuye a la formación de humus y la liberación de nutrientes esenciales, mejorando la fertilidad del suelo. Además, su capacidad para descomponer materiales resistentes, como lignina y quitina, es crucial para la transformación de materia orgánica en formas más simples que las plantas pueden absorber.
Los Actinomycetos también juegan un papel vital en la formación de agregados del suelo, que mejoran la estructura y porosidad del mismo, facilitando la circulación de aire, agua y nutrientes. Esto a su vez favorece el crecimiento radicular y la salud de las plantas.
En resumen, la presencia de Actinomycetos con capacidad para degradar compuestos orgánicos complejos es esencial para mantener la salud del suelo, la disponibilidad de nutrientes y el funcionamiento de los ecosistemas agrícolas. Su contribución a la descomposición y reciclaje de materia orgánica beneficia tanto a la productividad de los cultivos como a la sostenibilidad de las prácticas agrícolas.
Los Hongos con habilidad complementaria para degradar son componentes cruciales en la agricultura, ya que desempeñan un papel esencial en la descomposición de materia orgánica compleja en el suelo. Estos hongos tienen la capacidad de descomponer compuestos que otros microorganismos pueden encontrar difíciles de degradar, como lignina, celulosa y otros polímeros resistentes.
Al descomponer estos materiales orgánicos difíciles, los hongos complementarios liberan nutrientes y elementos esenciales que son fundamentales para el crecimiento de las plantas. Además, ayudan a mejorar la estructura del suelo al formar agregados que facilitan la retención de agua y la circulación de aire.
Estos hongos también participan en la formación de asociaciones simbióticas con las raíces de las plantas, conocidas como micorrizas. Estas asociaciones mejoran la absorción de nutrientes, especialmente fósforo, y contribuyen al crecimiento saludable de las plantas.
En resumen, los hongos con habilidad complementaria para degradar son esenciales para el ciclo de nutrientes y la salud del suelo en la agricultura. Su capacidad para descomponer compuestos orgánicos complejos y formar asociaciones beneficiosas con las plantas contribuye a sistemas agrícolas más sostenibles y productivos.
Otros Microorganismos, con efectos fitosanitarios, desempeñan un papel vital en la agricultura al liberar compuestos alelopáticos y antibióticos que actúan contra patógenos y fauna dañina como nemátodos y ácaros. Estos microorganismos beneficiosos pueden colonizar la rizosfera de las plantas y establecer relaciones simbióticas que protegen a las plantas de enfermedades y plagas.
La liberación de compuestos alelopáticos por microorganismos inhibe el crecimiento y desarrollo de patógenos y plagas al interferir con sus procesos vitales. Los antibióticos secretados por estos microorganismos tienen la capacidad de combatir infecciones y limitar la propagación de enfermedades en el suelo y las raíces.
Estas interacciones microbianas también pueden fortalecer el sistema inmunológico de las plantas y promover su crecimiento. Al desencadenar respuestas de defensa y estimular el crecimiento, los microorganismos fitosanitarios contribuyen a la resistencia natural de las plantas frente a amenazas externas.
En conjunto, la actividad de estos microorganismos fitosanitarios no solo reduce la necesidad de utilizar pesticidas químicos, sino que también fomenta la sostenibilidad y la salud del suelo en los sistemas agrícolas. Su presencia y sus efectos positivos en la protección de cultivos refuerzan la promoción de prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente y la obtención de cosechas saludables y productivas.